domingo, 31 de julio de 2016

Mujer moderna

Hace una semana, un buen amigo me preguntó ¿como estás?. Por millonésima vez contesté "Bien".
Pero su pregunta no se quedó ahi,
- ¿de verdad?.
- Si, de verdad.
- Te veo pensativa, ¿Sergio o tu familia?
- No, todo bien. Bueno mi familia, un poco.

Ya no pude evadir más y tuve que abandonar mi evasiva respuesta. Evasiva para los demás, pero principalmente para mí. No quiero ahondar en mis pensamientos. ¿para que?, aún no es tiempo.
Hablábamos sobre mi futura posible operación, ¿Donde me operaría?, ¿Quien me acompañaría?,¿Quien me cuidaría?. Yo, como siempre, cuidando de los demás en mis desiciones. No quisiera que mi madre vea entrar en el Hospital, tampoco quisiera que me viera recuperarme de la anestesia. Pienso en huir de todo y arroparme en los brazos de mi hermana mayor. Ella es mas joven que mamá es fuerte y está muy lejos de todo.

- y ¿tu pareja? ¿Que dice?
- No lo se, no dice nada
- Tienes que hacerlo hablar, tiene que acompañarte, Él es ahora tu familia. ¿Confías en él?

Guarde silencio. Es curioso, confío en él para irme y dejarle solo con toda nuestra manada de gatos y perros. Se que no estarán 100% cuidados como yo lo hago, habrá días en que no harán sus dos comidas al día, también se que no saldrán a pasear, tampoco limpiará las cajas de arena o el patio. Pero se que dormirán todos con Él, los mimará y les gritará de vez en cuando.
Los recibos de Luz, agua, teléfono, alarma, seguro se vencerán. Tampoco entregará la contabilidad a tiempo, probablemente comerá en la calle y no limpiara la casa en todo el tiempo que yo esté fuera.

Pienso que puedo irme a operarme fuera del país y dejarle en casa. Él no dirá nada, sólo aceptará mi decisión. Esa aceptación quizá deje una huella en mí ¿porque me ha dejado ir?, ¿porque no habló?. Guardaré resentimiento por el resto de nuestra relación.

En este punto de la conversación mi amigo frena mis pensamientos.
- Si tanto te dolería, entonces tienes que hablarlo
- ¿por qué? Él es quien tiene que demostrar algo
- Eres una mujer moderna, pero con pensamientos tradicionales de la relación de pareja. Eres autosuficiente, puedes valerte por ti misma, eres fuerte. Pero si sigues con ese pensamiento, terminarás sola.
- No, pero yo quiero estar acompañada.
- Pues entonces, se moderna en tu relación.
- ¿Cómo?
- Pues no se.

No he dejado de pensar en esa conversación.  No puedo encontrar el "cómo". Yo puedo esforzarme y lograr hacer todas esas cosas que quiero, todo lo que para mi es importante, pero no puedo dejar atrás los pensamientos tradicionales de "vida en pareja".

Que es mas tirano, quedarnos en la mujer tradicional o en la mujer moderna. En ambos casos, nos toca encontrar la forma de vivir y luchar contra nuestro legado social. Cómo mujeres modernas, sabemos muy bien  cual es nuestra peor batalla. No es la discriminación, es vivir en pareja.
¿Cual será la batalla del hombre moderno? ¿acaso será asumir nuestra modernidad?

miércoles, 27 de julio de 2016

Amistades Peligrosas

Ése es o era el nombre de un grupo español de los 90's. No recuerdo mucho su canciones, sólo un estribillo de una canción "ay que calor". Éste escrito nada tiene que ver con ellos, sólo que cuando se gestaba en mi mente, no pude evitar hilar los pensamientos al pasado y recordar esa canción.

Cuando creces en la religión "cristiana", es decir toda aquella que tiene como centro la figura de Jesús; la frase "amarás a tu prójimo como a ti mismo", es una máxima a seguir.  La escucharás en todas ocasiones y contextos. Vamos por la vida, tratando de amar, siendo compasivos y empáticos, con todo aquel que cruza en nuestro camino, incluso llegamos a llamarles "amigos".

¿Te ha pasado que en ocasiones desbordas todas tus atenciones en un amigo-prójimo, pero difícilmente encontrarás la misma empatía por parte de él?

Puede ser que eso te haga sentir un poco mal,  encuentras consuelo en esas frases de: "amarás al prójimo como a ti mismo"o "que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha".

La realidad es que ese otro ser no-empático, no es tu prójimo. No lo es porque ser prójimo implica un interés en el bienestar del otro.
Constantemente nos convertimos en el prójimo de otro. Nosotros somos el que presta la atención, nos sentimos utilizados. Sentimos que ese otro nos esta robando algo. Que no estamos siendo recompensados, una alerta en nuestro sentido de supervivencia nos dice que la relación esta siendo peligrosa y que debemos alejarnos de ella.
Y así lo hacemos, nos alejamos, con gran pesar, con una especie de derrota y libertad agridulce. Probablemente acumulamos resentimientos y la próxima ocasión que veamos a alguien necesitado seremos mas cautelosos antes de brindar ayuda.

He comprendido que pocas veces soy un verdadero prójimo de los otros, pues mi ayuda casi siempre está condicionada a un cambio de actitud, acción o agradecimiento. Termino alejándome del otro, porque ese otro no valora mi ayuda, su comportamiento inesperado me hace daño y considero que lo mejor es poner tierra de por medio y nunca mas extender mi comprensión. Sin embargo, no es la otra persona quien me hace daño, soy yo, al no saber brindar "amor" sin que me haga daño la falta de "amor" del otro.

Con esto no quiero decir que seré una eterna sufrida que dejaré que todo el mundo se haga de un pedazo de mí, sólo reflexiono en mi forma de empatizar con otros.

Todos tenemos ese tipo de otros que consideramos dañinos en nuestra vida, dicen que nos aprecian, pero hay ocasiones en que no dejamos de sentir tensión entre los dos, quizá hasta una cierta envidia, tratan de ridiculizarnos. mostrar de alguna forma que son mejores que nosotros.  Sueles preguntarte ¿porque seguimos siendo amigos?. Cuando eso sucede, es que ya hemos dejado de ser el prójimo, ya no podemos preocuparnos mas por el otro.

Entonces ha llegado el momento de la separación. El otro se sentirá herido, dirá que no lo esperaba de tí, que en verdad te consideraba su amigo. ¿Lo comprendes?, él si te amaba, el sí amaba al prójimo, tu eras su prójimo, le brindabas "amor". El nunca fue tu prójimo, solo era una amistad, una amistad peligrosa.