De los 11 hasta los 16 años fui parte de una congregación religiosa. De esa época albergo gratos recuerdos: muchas risas, juegos, una aparente convivencia sana.
Inocencia, moralidad, temor, prejuicios y mucha convicción eran los principales ejes de mi comportamiento.
Cuando el escándalo se desató, yo sólo observaba con morbo las denuncias. No era la primera vez que ésta persona era señalada por "abuso sexual".
La primera vez que le acusaron legalmente, me causo asombro e incredulidad. El caso se desestimó, porque no hubo consistencia en las declaraciones y todo pasó a ser un "complot" de desprestigio.
Mis hermanas y yo, coincidíamos en que Él era un poco "mano larga". Nos abrazaba mucho, nos picaba las costillas, nos pellizcaba la "lonjita", quería masajearnos los hombros, pero no se lo permitíamos. Siempre le sacamos la vuelta, no nos gustaba el contacto físico. Incluso alguna de mis hermanas respondió tajantemente a un simple "como me gustas", que terminó con un "mano larga" enojado y mi hermana pidiendo disculpas por su reacción. Lo considerábamos un "volado", un "mano larga", pero no abusador.
Grotescamente pensé que la chica le había acusado por revancha, por "ardida", por que quizá no entendió su trato "mano larga", lo malinterpretó y por eso lo acusó de abuso sexual.
Grotescamente pensé que la chica le había acusado por revancha, por "ardida", por que quizá no entendió su trato "mano larga", lo malinterpretó y por eso lo acusó de abuso sexual.
Si, lo se, suena muy mal. Me hace quedar fatal. Tengo mas de cuarenta años, soy una mujer adulta que ha vivido experiencias de todo tipo y con tristeza, con vergüenza reconozco que conservo pensamientos, prejuicios y actitudes de una mujer del "heroico clan de la vela perpetua".
Así, con mis pensamientos y conclusiones retrogradas abordé esta segunda acusación. Justamente todo esto ocurría dentro de una lucha encarnizada dentro de la organización religiosa. Ya que desde hace un par de años, los líderes querían que esta familia de ministros se retirara del templo. Le sacaban algunos trapitos pero al final el asunto se les volteaba... y es que queridos lectores, los pastores y líderes tienen mucha "cola que les pisen".
El chisme estaba bueno, seguía cada episodio con morbosidad; la teoría del "complot" seguía vigente. En los comentarios acusadores se podía ver el desfile de "celebridades" de la iglesia, algunos desterrados, olvidados, quizá aun con resentimientos por ser rechazados.
En pocos días surgieron mas testimonios, entre ellos unos contundentes, personas que yo conocí. Compañeras de adolescencia y algunas otras que chicas que las vi crecer dentro del circulo religioso. Ahora las denuncias tenían caras y recuerdos. Esto ya no se trataba de una chica confundida.
La teoría del complot comenzaba a debilitarse, aún así mi clamor morboso de justicia, consistía en reclamar que se investigara a otros abusadores de la misma organización que habían sido mencionados en los comentarios.. ¡Oh! ¡Que gran justiciera! ... tan burda... tan engañada.
En pocos días surgieron mas testimonios, entre ellos unos contundentes, personas que yo conocí. Compañeras de adolescencia y algunas otras que chicas que las vi crecer dentro del circulo religioso. Ahora las denuncias tenían caras y recuerdos. Esto ya no se trataba de una chica confundida.
La teoría del complot comenzaba a debilitarse, aún así mi clamor morboso de justicia, consistía en reclamar que se investigara a otros abusadores de la misma organización que habían sido mencionados en los comentarios.. ¡Oh! ¡Que gran justiciera! ... tan burda... tan engañada.
Emprendí mi investigación personal, por morbosa, por chismosa y entonces descubrí que mi propia sobrina había sido víctima del mismo hombre. Me sorprendí, pero lo minimice "no la violó, solo la puso en una posición incomoda" -una y otra vez-, "menos mal".
A los pocos minutos de imaginar a mi sobrina dentro de ese lugar, en el piano, con Él a su lado. Construí el recuerdo del templo de mi adolescencia, con el púlpito, las paredes con madera, la alfombra, ¡las bancas!... ¡Un flashazo! y ¡pum! un recuerdo logró traspasar todas las barreras de donde lo había sepultado, por cerca de 30 años permaneció oculto y ahora salía a la luz en forma difusa:
A los pocos minutos de imaginar a mi sobrina dentro de ese lugar, en el piano, con Él a su lado. Construí el recuerdo del templo de mi adolescencia, con el púlpito, las paredes con madera, la alfombra, ¡las bancas!... ¡Un flashazo! y ¡pum! un recuerdo logró traspasar todas las barreras de donde lo había sepultado, por cerca de 30 años permaneció oculto y ahora salía a la luz en forma difusa:
"También a mi me pasó algo, pero no me violó"
Inmediatamente me encontré sumergida en un huracán de dudas, de negación, de minimizar lo ocurrido.¿Cómo empezó?, ¿Cómo terminó?, ¿Cuánto tiempo pasó?... "no te preocupes", "no es tan importante", "no fue tan grave"... pero ¿Cómo pude olvidarlo?.
Lo compartí con dos miembros de mi familia y en cierto modo hasta me burle de mi misma. Pasé de la expectación al coraje, de la incredulidad a auto maltratarme por permitirlo, por callarlo.
Sentimientos olvidados seguían llegando a mi cabeza. Entonces me atreví a compartir mi experiencia con una de mis compañeras de adolescencia, al hablar con ella, todo fue tan claro. Se cayó la venda de mi mente. El abusador con todas sus maquiavélicas formas de proceder apareció en mi mente. Entré en pánico, ¿en manos (literalmente) de quien hemos estado?.
Todos estos años, yo seguía teniendo un aprecio por Él, le recordaba con cariño, me daba gusto verle y abrazarle, ¡hasta pensaba declarar en su favor si me lo pedía!, pensaba decir "yo crecí con Él fue mi pastor, a mi nunca me paso nada, siempre fue bueno conmigo". Me sentí enojada, asqueada.
Ahora puedo ver claramente que el abuso sexual, no es solo un acto de penetración perpetrado con violencia. También la manipulación, crear confusión, hacerte dudar de ti misma y sobre todo someterte a situaciones incómodas desde una postura de confianza, de poder, eso ¡Es abuso!
Tan simpático, amable, confiable. Para unas adolescentes todas su atenciones y muestras de cariño no eran mal intencionadas, al contrario te hacía sentir especial y hasta creaba una cierta rivalidad entre nosotras. El cariño que sentíamos por Él era un secreto que manteníamos en silencio. Si se alejaba de ti experimentábamos una gran tristeza.
Tan simpático, amable, confiable. Para unas adolescentes todas su atenciones y muestras de cariño no eran mal intencionadas, al contrario te hacía sentir especial y hasta creaba una cierta rivalidad entre nosotras. El cariño que sentíamos por Él era un secreto que manteníamos en silencio. Si se alejaba de ti experimentábamos una gran tristeza.
Tenemos mucho por aprender, por cambiar. Afortunadamente ya hay muchas voces que se atreven a romper los esquemas, los silencios, los secretos. Ya no podemos normalizar que te acosen, que te toquen, o asumir que es nuestra culpa. Yo salí a marchar el día de la mujer, por mi yo del pasado, por mis sobrinas, por que no quería que pasaran por este tipo de cosas y ¿saben que? ya había pasado.
Monstruoso mano larga, ¿Cuántas mas?

