martes, 25 de octubre de 2016

Hermana Pequeña

Casi se cumplen los dos meses desde que viajé de México a España para realizarme la cirugía que removería a Pepe de mi cabeza.

Toda la historia comienza a quedarse en el pasado, como un extraño sueño que con el paso del tiempo comienza a desvanecerse. Todas las lágrimas que derramé por no sentirme yo, por no saber que decisión tomar, por las heridas que pensé que mis decisiones podían causar se han secado.

Cada vez que contaba y ahora cuento la historia de mi enfermedad la gente suele asombrarse y decirme "lo cuentas como si nada". Es correcto ya nada es y cuando era, su diagnóstico representaba que se aproximaba su nada, su fin.

Ahora soy una mujer de 40 años, pero también soy una hermana pequeña. Tengo tres hermanos mayores. Estar aquí en España con mi hermana, compartiendo nuestras vidas revive en mí esa sensación de hermana pequeña. Me olvido un poco de las responsabilidades de ser adulto y me convierto en la pequeña que otros cuidan y miman.

No se cómo hubiese sido mi recuperación si decido operarme en México. Pero creo que cuando estoy allá siento la necesidad de ser fuerte, de hacer todo por mi misma. Quiero ser el cerdito pequeño que ayuda a su mamá, no quiero darle ningún problema, ningún sufrimiento.

Desde el primer momento que la palabra tumor sonó en mis oídos, pensé en los brazos de mi hermana mayor. Sabía que con ella podía sentirme pequeña de nuevo. No necesitaba cuidar de nadie, ella me cuidaría igual como lo ha hecho casi toda mi vida.

Mi hermana mayor es como un brazo mas de mi madre, siempre ha estado ahí apoyando a mamá. Muchos de mis recuerdos de pequeña son con ella. La recuerdo cocinar para nosotros cuando mamá tuvo que irse al hospital, la recuerdo caminar conmigo al mercado, a la escuela. Paseábamos en bicicleta por los cerros de la ciudad, caminábamos por las calles del centro, viajaba con ella en el transporte cuando ella estudiaba y yo "trabajaba de niñera", viajamos juntas muchas veces a los campamentos de la iglesia. Cuando ella comenzó a trabajar yo estaba en la universidad, se preocupaba por mi angustia de estudiante, recuerdo que me compró libros mientras estudiaba y cooperó para mi primer computadora. Llegó a pasar la noche conmigo en la universidad, ella enviando x´s en el BBS (una antigua y extinta forma de chat), yo programando como una friki desquiciada.

Cuando estoy a su lado me siento pequeña, pequeña como niña que aún esta creciendo, ¡Ella es grande! ¡La Admiro! ¡Quiero ser como ella!.

¡Cuantos recuerdos hemos compartido!
¡Cuantos recuerdos seguimos creando!
No tengo dudas, ¡Adoro ser la hermana pequeña!

domingo, 23 de octubre de 2016

"Tu mismo"

Muchas veces he leído y escuchado frases de "huir de ti  mismo", "ser tu mismo", "miedo a ti mismo", "amarse a si mismo" y un sin fin mas.

¿Que es ser uno mismo?
La misma persona que te motiva a ser tu mismo, pareciera que te obliga a ser otro, no ha comprendido que ése eres tu.

Te invitan a que seas mas atrevido, pero ¿que tal que no eres atrevido?, ¿que tal que no te interesa entrar en el mundo del atrevido?, ¿cómo pues seras tu mismo, si te expresas en los términos de otros?, entonces estarías siendo otro, el otro que otros ven que tú puedes ser.

Todas esas frases suenan vacías y sin sentido. ¿Puedes jactarte de conocerte y amarte lo suficiente para decir "soy yo mismo"?.  Si te atreves, te dirán que eres un presumido pretencioso, por ello prefieres no decirlo. Y en esa idea de no decirlo hay una especie de inseguridad. Un remanente deseo de agradar a esos que cuestionan "tu mismidad".
Quieren que te preocupes  por cambiar, por llegar a ser tu mismo -¿no lo eres ya?-. No te das cuenta y caes en el juego, quieres demostrarles que no eres esa persona que todos piensan, ven o imaginan. Quieres aflorar otra personalidad. Cuando ellos la ven dirán, "¿ves?, si ahí estabas. No huyas de ti, se tu mismo".

¿Porque no voy a huir?. Si pensamos en términos de Freud, en ese "uno mismo" estaría el Ello, el Yo y  Super yo. Lo que significaría que el "uno mismo" en realidad son tres, algo así como la Trinidad, incomprensible, intangible, pero vigente en un concepto. Tres en uno, uno en tres.

Ser uno mismo al estilo Freud sería ser las tres personas a la vez, así que no hay nada anormal en de vez en cuando huir de ti mismo. Digamos que huyes, pero no huyes, porque aunque eres tres percepciones, las tres constituyen uno. Es tu elección cual mostrar y eso no significa que no seas "tu mismo".

Me gusta como soy: mesurada, crítica, con un orden en las cosas, conservar mi zona de confort. Eso me define, me da seguridad y facilita mi existencia. Si algo sale de control, lo afrentaré y sobreviviré. Se que puedo hacerlo. Si de elecciones se trata, prefiero quedarme  en ésta personalidad que he elegido, me hace lo que soy,  es lo que quiero proyectar.
Me sienta bien cuestionarme todo lo que hago, da sentido a mi existencia, a mi despertar. ¿Dónde quedaría yo si me dejo arrastrar por todo lo que se oferta a mi alrededor? Perdería mi propia definición, mi propia existencia; sólo para salir de mi aparente zona de confort. ¿Ganaría algo?, No. ¿Valdrá la pena despertar sólo para esperar la caída del sol?  ¿Puedes imaginarme así? NO, claro que no, esa no soy yo.

Si alguien dijera que estoy siendo "yo misma" cuando soy divertida, graciosa, amable, vale madre, buena onda. No ha comprendido quien soy. Mas bien, no le gusta quien soy. Lo que le molesta de mí, puede ser una parte que decidió abandonar de su propio ser.

Decido la persona que quiero ser, pero no deseo ser alguien que no cuestiona su existencia. Alguien que en su aparente dejar de huir, se convierte en el que otros quieren ver.