martes, 29 de marzo de 2016

Yo, la que soy

Pocas veces aprecio de forma consciente las bondades de mi obsesiva y perfeccionista forma de ser. Nadie me exige que haga las cosas de esa manera. Sólo lo exijo Yo.

Me produce gran éxtasis contemplar el resultado de mi esfuerzo, mi creación.

Un día al terminar de preparar mi cena. Me percaté de mi estado extasiado. En mi nariz llegaba  el aroma de la pasta recién preparada. Me incline al plato, cerré los ojos y aspiré fuertemente.
No hacía falta probarla, lo sabía. 

Sabía que estaba bien preparada, sabía que tendría ese buen sabor de "cuando yo hago las cosas".
Entonces, ¿cuando comencé a odiar ser Yo?, ¿Cuando dejé de hacer las cosas?, ¿Porque dejé de hacerlas?. 

Ser Yo me complace, me da satisfacción. Es una realidad que no lo hago por los demás. Lo hago por el placer que me produce degustar, disfrutar y observa mi propia creación. 

viernes, 25 de marzo de 2016

El día de la mujer...

No soy de las personas que dan énfasis a las celebraciones cotidianas. De pequeña recuerdo a mi madre decirnos que no le importaba el día de las madres, tampoco los regalos en el día de su cumpleaños. Su mejor regalo era que le lleváramos buenas calificaciones y cumpliéramos con nuestras tareas en casa.

Estoy consciente que el mundo que me rodea celebra mucho, pero como generalmente interactúo poco con ellos, no me doy cuenta de su desbordado deseo social de celebrar. Hecho que no puede pasar desapercibido con las redes (anti) sociales. Esas que nos permiten conocer de las vidas de las personas, sin la necesidad de una conversación. ¡Hasta he descubierto días que no sabía que existían!

Acaba de pasar el día de la mujer, miles de ellas se desbordan en buenos deseos y reconocimientos a su "mujeriana" labor. Ante eso, yo solo encuentro rechazo, hartazgo, pero muy dentro de mí surge una chispa de pensamiento:

"Ese día de la mujer no tiene nada que ver contigo, disto en muchas cosas de lo que socialmente se considera como acciones y atributos de una mujer. No uso bolsas, no tengo zapatillas por montones. No me siento representada por un par de tacones ni por la maternidad. Mucho menos con la delicadeza y fragilidad de una "dama" que espera por ser rescatada."

Simplemente no hay nada que celebrar, debería de pasar desapercibido. Incluso he leído opiniones "revolucionarias" que se unen a éste pensamiento, pero nuevamente se montan en lo popular: que si a las mujeres nos discriminan en los empleos, que si ganamos menos, que hay abuso, que ser ama de casa es discriminante, que si no somos tecnológicas, etc, etc.

Pero ¿saben que? ése no es el problema, el problema somos nosotras que lo permitimos. Permitimos estar en ese esquema de marginación. Lo abrazamos y nos sentimos cómodas asumiendo que el mundo nos discrimina, nos quedamos en esa trinchera, en lugar de simplemente apoderarnos de todo y liberarnos nosotras, liberar a otras.

Estoy cansada de pláticas de mujeres profesionistas "exitosas", con jovencitas que preguntan:  ¿han batallado para llegar al puesto donde están?, ¿Ha sido difícil ser madre?.
Ellas responden como divas mujériles : "En mi trabajo soy la única mujer y ha sido difícil", "Las mujeres somos mas dedicadas que los hombres", "Tenemos  mas garra", "Hay mujeres que le siguen el rollo a los hombres y se van con ellos a las cervecita" "Yo soy madre, quiero irme a casa a atender a mi marido y mi hijo", "No posterguen la maternidad por su carrera" , "los hombres te acosan" y muchas pendejadas mas.

¡Me hierve la sangre! levanto la mano. Quiero decirles a esas chicas de 18 a 22 años "¡Haz lo que quieras!¡Esfuérzate!,¡haz tu trabajo!. No esperes el trato preferencial por ser mujer. Estúpidos de cualquier genero siempre habrá, ¿Quieres ese éxito?,  sólo lucha incansablemente hasta tenerlo. No hay problema si no alcanzas éxito o si no eres madre, sólo vive para tí. Pero se acabó el tiempo, no me dieron oportunidad, sólo la tuvieron las experiencias que fomentan esas ideas.

¡Mujer! ¡cambia tú! Comienza por no utilizar los criterios del mundo en el que vivimos. Si alguna de nosotras decide ejercer la sexualidad, no le pienses ni le llames puta. Si otra no cuida a su hijo, no es "mala madre", si decide quedarse se casa , no es una huevona que no trabaja. Si la golpean o la maltratan no la consideres pendeja, enséñale, ayúdale.

No Juzgues, no compares, sólo así arrebataremos nuestra verdadera libertad.

jueves, 17 de marzo de 2016

La cualidad de olvidar...

Yo, mujer desbordada, no se olvidar, por eso siempre estoy desbordada.
De repente no hay mas lugar para guardar mas obligaciones y recuerdos. Los comprimo hasta que terminan rebotando cual payaso de caja musical.
Entre mas cuerda se acumule, mas violentamente saldrán las ideas rebotando y golpeando por todos lados.
Muchas veces me han leído enojada, frustrada. Este espacio es mi caja del payaso, cuando no hay mas vueltas para dar, suelto mis palabras y todo vuelve a la normalidad. No es una solución infalible, pues siempre estará latente el peligro de no olvidar y acumular todas esas "vueltecillas" que nuevamente me harán explotar.
Todos esos desbordes me ayudan a controlar mis pensamientos, tras escribirlos y leerlos, acepto lo que soy y lo que es Él. Ninguno de los dos vamos a cambiar, un hecho muy real que a menudo olvidamos en una relación.
Definitivamente no somos iguales, pero le amo, nos amamos. Ambos nos hemos escogido para construir una vida en conjunto, pero también cada uno encuentra su propia forma de vivir. Mientras yo soy feliz hablando y besando a mis gatos cuando duermen conmigo en la cama, Él es feliz con sus proyectos de domingo.
Él tiene ese defecto de olvidar absolutamente todo; desde pagar un recibo de luz, hasta cualquier ofensa. Si me pongo positiva, podría decir que eso del olvido es una maravillosa cualidad. Hasta podría ser un método evolutivo de supervivencia mental.
De repente nos convertimos en "adultos serios" con deudas, hipoteca y miles de responsabilidades. No veo en Él preocupación por todas esas cosas. Yo puedo estar agobiada por querer solucionar todas las cosas de la forma mas efectiva y Él siempre encuentra formas para su propia recreación, para escapar aunque sea sólo un momento.
Suena egoísta o como que simplemente "le vale madre". Yo no puedo ser así, porque soy demasiada ansiosa como para dejar mi caja de payaso sin dale cuerda, pero realmente admiro y envidio su forma de ser.
Siento angustia, ansiedad tan sólo de imaginar una vida descontrolada. En esta relación yo elijo ser la que hace las cosas, porque eso me da tranquilidad, quiero aprender a deleitarme en todas esas cosas que yo elijo hacer, en las que sólo a mi me importan, porque eso constituyen quien soy.
Habrá muchas cosas que no podré soltar, pero estoy segura que entre mas me conozca, aprecie y acepte Quien Soy; todo eso que me he perdido, lo encontraré, disfrutaré y serán solo mías y de nadie mas.

domingo, 6 de marzo de 2016

¡Soy Madura!

"Soy madura, soy abierta, soy adulta,
no temo andar desnuda por casa, no temo de los hábitos morbosos que algún vecino pudiese tener"
Así trato de convencerme, lo repito en mi mente una y otra vez. Como si fuese un mantra, que me transformará en una mujer inmutable, cuando llegue ese día en que debo desnudarme en un consultorio. Así dejaré de sentir que mi cuerpo desnudo, que mi ser desnudo esta expuesto al escrutinio de todo el mundo.

Durante la invasión de mi intimidad, quiero hacerla coloquial, aparentar que no pasa nada y parecer sofisticada al conversar; sin importar que mi cuerpo está semidesnudo, postrado en una camilla y con las piernas abiertas.

El otro habitante del consultorio, observa en la pantalla una imagen que sólo él entiende. Entre  "clic" "clic" intercambiamos los roles de emisor y receptor; le damos vida a eso llamado comunicación y muere al mismo tiempo que la invasión.

¡Sobreviví!, me parece que el mantra funcionó ¡todo terminó!.

Hasta que llega ese día cuando visito la casa de mi madre y al bajar del coche descubro que aquel invasor es su vecino. Ambos nos miramos, nos saludamos cordiales "¡Buenas Tardes!"; mi rostro pierde la madurez al reconocerle,  es probable que el no me recuerde, pero en mi mente imagino que al recordarme el diría
"¡Ah! ¡ya te recuerdo! es que no te conocí con ropa"...

viernes, 4 de marzo de 2016

Mirada en el espejo

¡Ah! que placer encuentro en ver mi imagen clara, limpia y nítida; justo después de pasar el trapo de la limpieza sobre el espejo.

Es cómo volver a encontrarme con las cosas que me gusta hacer, todas las gotas que me opacaban se van, para quedarse atrapadas en el trapo.

¡Vaya analogía!, como si fuese mi propia vida la que limpio, la que se vuelve a encontrar; mas clara, mas limpia, mas nítida.


Mantén tu trapo cerca, pues es importante remover toda la mierda que no te deja verte, encontrarte.

Hay salpicaduras que a veces son un poco más difíciles de remover, otras pueden irse muy rápido, pero con un poco de empeño, pasada tras pasada, con constancia, todo se aclara y podrás decir con tu mirada en el espejo :
¡Hola! ¡Me da gusto encontrarte de nuevo!