sábado, 27 de junio de 2015

Depredadores merodeantes

Entre mis múltiples actividades laborales, éste año he incorporado una mas, Hoy formo parte del heroico cuerpo "docente" en una conocida preparatoria, tengo dos grupos a los que imparto clases de matemáticas. Pocas veces me logro identificar con mis alumnos, ya saben el clásico "yo no era así",  yo era celosa de mi trabajo, orgullosa de mi saber, pero sobre todo me preocupaba mi éxito académico antes que las amistades o la pertenencia al grupo, lo mío era no dejarme copiar, no pasar tareas, solía decir :

"Si quieres, te explico", "todos tenemos la misma capacidad, yo no soy especial"

Por supuesto que casi nadie aceptaba mi ofrecimiento, mi sobrina diría "¡Tía, pero si eras la empollona de la clase!":  Si, lo era, pero tampoco fue tan malo, era respetada y nunca fui agredida o molestada, a lo mejor mi cara de enojona fue de ayuda; no era la apestada de la clase, ni estaba entre los débiles al que todos maltratan; mas bien era de los marginados, los populares saben que estás ahí, pero es mejor no meterse con el "raro".

Siendo una niña, mi madre siempre me enseño que debía protegerme de los demás, no se podía confiar en las personas ni para hacer un trabajo en equipo, aún recuerdo frases como  "Nada de trabajitos en equipo, si la maestra dice en equipo, pregunta si puedes hacerlo solo",  dentro de este mensaje iba muy bien definido la parte "protégete", pues era muy probable que algunos del equipo no trabajaran y nadie debía disfrutar de tu esfuerzo, de tu conocimiento, de tu trabajo, de tus logros.

Nunca fui un alumno "machetero", era mas de los que tomaban notas y ponían atención, estudiaba poco. Mi madre solía preguntar ¿tienes tarea?  yo respondía No, pues la tarea era "estudiar", en un ocasión me pilló mientras alegremente jugaba en la calle.

  • !KARE  NINA!  -clásico llamado en el que se incluyen tus dos nombres de pila-
  •  !oh! estoy en problemas
  • Estaba con la vecina y dice que mañana tienen examen  -el vecino era compañero de clase- ¿Porque dices que no tienes tarea?
  • Es que no tengo tarea, no necesito estudiar
  • ¡Ándele pa' dentro a estudiar! -seguido de una nalgada-

En los periodos de  exámenes, siempre éramos enviados con la encomienda de
"No le pase su examen a nadie, ni al amigo, A NADIE", "No se deje copiar", "Hágase bolita en el escritorio"
La instrucción jamás fue "No copies" no era necesaria, existía mas la probabilidad de que los demás pudiesen obtener algo de nosotros, que nosotros de ellos.
Yo, es que siempre fui muy obediente y soy muy buena para seguir ordenes, así que no me costo asumir esta postura en cada etapa de mi preparación académica. Mis amigas sabían que nunca les pasaría el examen, en los primeros semestres de la universidad fui mas acosada, alguien se atrevió a arrebatar mi examen, picar mis costillas constantemente o decirme con boca apretada "pásame la 1", tras mucho aguantar y bajo miradas "inquisidoras del docente" me sentí indignada de que pensara que YO ESTABA COPIANDO, por lo tanto opté por pararme y decir en voz alta a mi acosadora compañera "primero termino yo", mientras me cambiaba de lugar ante la incredulidad de todo el grupo.


Hoy me siento un poco "ogete", pero sólo un poco, pues yo estaba siendo fiel a mis enseñanzas infantiles, a veces aún me siento esa pequeña niña echa bola en el mesabanco, resolviendo mi examen, con mis propios méritos y conocimientos, preocupada de que algún depredador aparezca para llevarse una parte de mí, el depredador no quiere ayuda, no quiere saber si es justo, correcto, o posible; sólo llegara para tomar de tí lo que necesita y retirarse satisfecho.



lunes, 22 de junio de 2015

El otro que no es yo

No hay día en que no me pregunte ¿como comprender y aceptar a ese otro que no eres tú?
Entre esas dos palabras existe todo un montón de acciones, actitudes, sentimientos. Sin lugar a dudas el mayor problema es pensar que existe un "como", vivir buscando la guía perfecta de "El otro for dummies".

Pero ¿quien la escribiría? definitivamente tendría que ser un otro, porque si un Yo lo escribe se transformará más en un manual de "tolerancia a la frustración" antes que en uno de aceptación, siempre es más fácil tolerar, que aceptar. 

En una convivencia toleramos un sin fin de "cosas" por mantener la paz, concordia, cortesía; pero "esas cosas" nunca llegan a convencernos para dar el paso a la aceptación, dentro de la mente siempre queda una pizca de esperanza de que algo cambie, un cambio en el Yo o en el otro.

Y es que para el otro, descansar es permanecer en la cama hasta las 2:00 de la tarde, mientras que para mí, descansar algunas veces puede ser quedarme en cama, pero casi siempre estoy pensando en que hay muchas cosas que podría estar haciendo durante ese tiempo; pues descansar no se trata solo de estar sin hacer nada, si no de hacer esas cosas que están fuera de la rutina y que proporcionan un espacio de liberación.

Y mientras el otro permanece en estado de reposo, yo he salido a correr, paseado a los perros, alimentado a los gatos, he limpiado las tres cajas de arena, lavado trastes, he puesto una lavadora, limpiado los patios y hasta he recogido la basura que los vecinos han dejado en la calle. 
Entro a casa extasiada, liberada, satisfecha de mi labor, para descubrir que el otro abandonó el estado de reposo para preguntar "¿pusiste café?", hago uso de todo mi "FUA" de tolerancia y sólo muevo la cabeza para indicar un "NO", pues si mis labios se abren escupirán algo como

  • ¿te parece poco todo lo que he hecho para que también ponga el café?
  • ¿acaso estaba acostadota sin hacer nada?
  • ¡ah! ¿y tu nieve de limón?
  • ¡si quieres, también te limpio la cola cuando salgas del baño!

Mejor enmudecer, pues es obvio que el no tiene ni la menor idea de todo lo que ha sucedido mientras dormía, es más creo que ni siquiera lo notará, si hablo en forma de un reclamo me dirá "amaneciste enojada", jamás comprenderá que fue su amanecer el que me hizo enojar, que una simple y cotidiana pregunta puede ser el grado exacto de calor para provocar un desborde. Yo estaba feliz con mi productividad hasta que nuestros universos se interceptaron. 

Nos empeñamos en vivir en la intersección del Yo y el Otro, pero es mentira, no hay unión no hay intersección, un universo es siempre el de mayor carga,  el del Yo siempre crece, tragándose cual agujero negro todo lo que el otro "no hace, no quiere hacer, no ve, no existe"; ¡Venga Yo! !Tu puedes!, ¿acaso no eres experto en tragar lo que se "tiene que hacer"?

Puedo escuchar a otros Yo, siendo solidarios conmigo, pues tenemos universos similares; pero ¿Y los otros? ¿donde están? ¿que tienen que decir? ¿algún día tendrán la capacidad de visitar el otro universo? ¿Quien los guiará al camino del Yo?

Mientras el Yo siga tragando el universo del otro, no quedará nada mas en la intersección que pueda mantener la unión.

domingo, 14 de junio de 2015

Ira Issues

"Googleando" por una imagen que representara gráficamente la forma en cómo me sentí un día de éstos; llegué a un artículo que hablaba de la ira. La lectura era un poco convincente, hasta que llegué a una sección que decía
"Es una obra de la carne que tenemos que crucificarla..." 
¡puts! hasta ahí llego mi lectura; por mas bueno que me pareciera el inicio, el texto perdió su credibilidad después de ésta frase acompañada con citas bíblicas. Aclaro que no tengo nada en contra de la biblia, pues innumerables veces me he presentado y reconocido como creyente, evángelica, devota y hasta feligrés de una reconocida denominación evangélica internacional.

Seguro que los campos dedicados a estudiar la mente y el comportamiento humano, tendrán muchas definiciones, justificaciones, hipótesis y hasta comprobaciones del origen y desarrollo de la ira. Pero en mi experiencia, creo que hay situaciones que desbordan en ira cuando las hemos contenido por muchos años, o cuando ejercemos un gran juicio sobre nuestras acciones que terminan en errores.

Una cosa muy estúpida me hizo experimentar un tremendo ataque de ira, que poco me faltó para golpear paredes, tirarme al suelo para patalear o retorcerme tal baboso cuando le pones sal.

Ya les he contado en otras ocasiones mis obsesiones respecto a la ropa, no tengo un guardaropa enorme, sino uno muy funcional. Para extender al máximo su tiempo de vida, suelo lavar éstas prendas a mano con "vel rosita" - si lava, si cuida tu ropa favorita-. Cuando se llegó el momento de lavar la ropa "a mano" era una gran cantidad, pues he tenido mucho trabajo y me he visto forzada a hacer uso de mi guardaropa "especial" todos los días de la semana; el cansancio, pero mas que nada la flojera, me llevó a romper mis reglas y métodos de lavado, bajo el pensamiento de "por una vez no pasa nada", le deje la "chamba a la lavadora" mientras plácidamente veía un poco de televisión.

Después de algunos minutos el tintineo de la lavadora me anunciaba que había terminado su labor y fue ahí donde me llevé una gran sorpresa: Al levantar la tapa de la lavadora, me percaté que había colocado mal uno de los filtros retiene pelusas, por lo cual TODA mi ropa (en su mayoría de colores oscuros) estaba tapizada de partículas blanquecinas. Mi mundo se derrumbo y sólo sentí una gran ira dentro de mí

¡NO PUEDE SER! ¡ESO ME PASA POR FLOJA!, ¡YO SÉ COMO SE DEBEN HACER LAS COSAS, ¿PORQUE CHINGADOS NO LO HICE?!

Bien me enseño mi madre "el flojo y el burro trabajan doble" y ahora por floja, limpiar esa ropa me costaría el ¡doble de tiempo en todo!, tendría que lavarla de nuevo, tendría que pasar mas tiempo removiendo pelos y pelusas, ¡NOOOOOOOOO! si lo menos que quería era trabajar.

Después de mi ataque, solo me quedo un montón de ropa que aún no termino de limpiar y una reflexión sobre mis reacciones: tengo que encontrar la forma de apagar esa sección de mi cerebro que no es capaz de "pasar página" cuando cometo un error, tengo que dejar de tener miedo de que las cosas se salgan de control, pues como mucha gente dice "no pasa nada" y aunque para mi pareciera que "SI PASA", la verdad es que no pasa nada.