viernes, 31 de octubre de 2014

Zapatos incomprensibles

Ya que he pasado por época de confesiones, tengo que seguir compartiendo alguna de las cosas "triviales" que me gusta hacer, soy como cualquier otro, no tengo nada de especial, por más que trate de navegar con mi bandera de "crítica auténtica", en mas de una vez me he sorprendido tarareando "me voy con mis botas marrón a luchar bajo el sol" (canción que no deja de sonar por el radio en estos días).

Cuando me acuerdo que es miércoles, me encanta sentarme en el sillón frente a la tele y ver Discovery Home & Health y su programación de "Miércoles de Belleza". Si tengo oportunidad, puede que me aviente un maratón de tres horas de "No te lo pongas", "Desafío Fashionista", "Cambiame el Look".

¡Agh! maldita mercadotecnia manipuladora, por más ácida que sea, o por mas que reniegue de los estereotipos hacia el genero femenino, ahí estoy muy atenta para "aprender" y tomar sabias decisiones sobre como gastar inteligentemente mi dinero en ropa; es que, "tu sabes, ¿no?" debo verme bien, vestir bien cuando tengo mi papel de Consultor de Software.

Días atrás dediqué una entrada a opinar de la moda, hoy abordo nuevamente el tema, porque algunas de mis "Facebook Friends" hacen que mis dedos "babeen" por comentarles algo, pero aunque soy conocida por mis comentarios ácidos, margaros y groseros, me abstengo, no quiero comenzar una campaña de odio. A veces emitir un comentario saca lo peor de las personas y ya no se trata de el tema que criticaste, si no de sacar un montón de frustraciones que hicieron "ding".

Varias de mis"friends" son apasionadas por los zapatos, constantemente publican su emoción por salir a comprar, comprarlos on-line, recibirlos, usarlos; comparten las evidencias de sus amados zapatos, al verlos yo solo puedo pensar
 "QUE HORRIBLES"
Honestamente no puedo entender las emociones y necesidades que un par de esos feos, poco prácticos, anti- esteticos y corrientes zapatos pueden causar; a ver, espera un momento, porque creo que justo ahora acaban de provocarme un montón de emociones, tanto que aquí estoy escribiendo.

Aquí el tema es que después de esas primeras emociones yo pienso:

  1. Esos zapatos no cumplen con las "reglas"del buen vestir
  2. Ninguna mujer promedio tiene espacios donde usarlos
  3. Son incómodos
  4. Sólo tengo dos pies, no gastaré una fortuna en zapatos que no podré tirarlos a la basura un año después porque "ya me los acabé"
Por más fashionistas que mis amigas dicen ser, tristemente suben fotos de ellas y sus maravillosos zapatos encerradas en sus casas, usándolos mientras limpian, demostrando así que una "diva" jamás pierde el glamour y mostrando la perfecta unión de estereotipos del "ser una verdadera mujer".

martes, 28 de octubre de 2014

Mi gusto culposo...

Así como me dio un poco de vergüenza compartir mi pasado pre-adulto acompañado de las Telenovelas, hoy comparto otro  gusto culposo "Adoro los chic flicks".
Por mas que me esfuerce en rechazar o destrozar la imagen comercializada de"mujer femenina sensible", debo confesar que hay una parte domesticada, sensible y soñadora dentro de mí que se ve atrapada, encantada por estas emotivas películas.

Aunque estos filmes están catalogados como "películas de mujeres", porque se resaltan los valores asignados al comportamiento de una mujer, si un hombre genero masculino rudo, declara abiertamente que le gustan estas películas, será un blanco fácil a burlas y críticas. Yo misma lo he hecho, estamos tan acostumbrados a manejar el "checklist" de  cosas de hombre y cosas de mujer, que no logramos trascender en nuestras relaciones humanas.

Cuando veo un "chic flick" me siento como en un idilio romántico, todo es bello, me hace sonreír y no puedo quitar de mi rostro esa sonrisa de satisfacción y placer, muy parecida a la que un buen orgasmo puede provocar, pero sin necesidad de haberme desnudado y sudado un poco.

Su música que estimula a los sentidos, las escenas y situaciones que viven los protagonistas aún cuando sean desoladoras, siempre van cargadas de esperanza y fe en el ser humano y entonces viene el profundo suspiro, me siento enamorada de la vida nuevamente. ¡Los humanos somos buenos y el mundo no es tan malo, mientras haya amor, fe, esperanza, todo puede pasar!

¡Ay! ¡ya por favor!, no debería de seguir viendo estas películas; efectivamente, creo en la humanidad, en el amor, en la comunidad y en la conciencia, pero aunque estas películas evoquen a nuestro lado mas utópico, también están llenas de estereotipos y constantemente nos preparan para seguir atrapados en nuestros roles de genero y seguir siendo presas del consumo, tampoco tomaré el plan de ¡A quemar todos los Chic Flick! ¡Muerte a los productores manipuladores!.

Como bien dice el dicho "todo depende del cristal con que se mira" y más en este pos-moderno mundo donde no todo es bueno, ni todo es malo, siempre hay un "depende" que viene a abrir el rango de [malo,bueno] tenemos gustos culposos, pero no deberían serlos, debería sentirme con la libertad de mostrar lo que me gusta y lo que no me gusta, sin temor de ser juzgada o encasillada, en el  día a día trato de recorrer mi camino con originalidad, libertad, pero también cuidando de que esa búsqueda de autenticidad reprima parte de lo que soy, porque "vivir" nos ha dejado marcas que no deberíamos ocultar, así que ¿quien soy yo para negarme el idílico placer momentáneo de un poderoso chic flick?

¿Y tu tienes gustos culposos?


viernes, 24 de octubre de 2014

Cara de enojona...

Hay una constante que se repite cuando incorporo a nuevas personas en mi círculo de amigos y conocidos, una vez que estrechamos lazos y se genera confianza viene la frase "cuando te conocí pensé que eras bien enojona".

En realidad si soy enojona, fácilmente reniego y me enojo de cualquier insignificancia, aunque mis manifestaciones de enojo generalmente son visibles sólo a las personas mas cercanas, pareja, familia, o con algún pobre incauto desconocido, que con sus acciones libero a la bestia de la ira que reside dentro de mí. Difícilmente me verán enfurecer o despotricar con un amigo, quizá solo pase a poner una mala cara, carota o mi clásica "cara de pedo", esa en la que frunces el rostro como si estuvieses olfateando algo desagradable.

Reflexionando un poco, me doy cuenta que mi "cara de enojona" es un mecanismo de defensa, una buena pantalla para evitar situaciones incomodas o inmanejables;  me lo enseño mi madre, ella también tiene cara de enojona. Cuando tienes esta expresión enojona difícilmente un desconocido se acercará a ofrecer, preguntar o pedirte algo; entonces cuando veo venir una situación que podría sacarme de mi zona de confort, me preparo: respiro, inflo el pecho, y mi rosto se torna tenso y enojon diciendo "acérquese bajo su propio riesgo"

Es curioso, pero no siempre funciona, para algunas personas similares a mí y que actúan con cierta modestia o recato, es probable que si entiendan esta advertencia, también tenemos a los de actitud temerosa que enseguida se dan la media vuelta, no olvidemos a los cínicos seguros de si mismos que te dicen "¿pero no está enojada verdad?" o peor aún el que con todo descaro voltea la sartén por el mango y te lanza un beso o piropo, haciendo que tu cara de enojona se torne a endemoniadamente furiosa, porque aún después de haber activado tu mecanismo de protección, logra ponerte en una situación verdaderamente incómoda e inmanejable.

Además de todos estos personajes tenemos a los valientes o a los que no entienden el mensaje de una "cara de enojona", no se si es necesidad, conchudez, o falta de percepción, pero ellos se acercan a tí, con temor en su rostro, con una expresión corporal que hace que tu pecho se crezca un poco más y los voltees a ver hacia abajo como si fueran un diminuto ratoncillo que quiere algo de ti.

Ahí está frente a ti, ese pequeño ratoncillo pidiendote algo, al que no puedes decirles que no y al igual que el osado, desata una furia interior por haberse atrevido a ponerte en esta situación, "¡¿Porqué te acercas, que acaso no viste mi cara?!", a veces siento crecer algo de poder malicioso en mí, veo a ese pequeño ratón poniéndose en bandeja de plata a mi disposición, tan vulnerable, como retándome: "anda destrozame  si te atreves".

Y es que aún con toda mi molestia, no soy capaz de decir o actuar como verdaderamente siento, las reglas de convivencia no me dejan decir un NO, sobre todo porque no tengo una razón o justificante para mi misma de decir NO, puedo decir para mí "porque no quiero", pero no puedo decirselo al otro "no quiero ayudarte, no me pidas nada".

Durante muchos años nos han enseñado que debemos ser cordiales, amables, agradables, pero ¡mirenme! ¡imaginen esta situación realmente ridícula!, no le estoy agradando a nadie, tampoco soy amable, pero definitivamente no estoy siendo lo suficientemente "cara de enojona".

¡Ya se porque no me gusta pedir ayuda!






viernes, 17 de octubre de 2014

Culto materno

Maternidad es una palabra que no está incluida en mi plan de vida, pero mas de una vez me he preguntado, ¿Cómo seguir siendo un ser humano una vez que se es madre? ¿Como impedir que la búsqueda de tu propio destino no se vea opacada por crear y formar a otro ser humano?

Somos mujeres, somos humanos, nuestro destino en la vida no debería reducirse solo a la maternidad o al genero "mujer", con todo ese montón de etiquetas que nos hemos tragado a través de siglos. ¿Como transcender más allá del genero y de su función reproductora?,  ¡eso! es un tema que aún me tiene en una búsqueda frenética en mi propia vida.

Aún con todos mis aires de libertad, modernidad, posmodernidad, esnobismo y demás palabras que se ajusten a la época en que vivimos, no logro desprenderme de un montón de prejuicios y realizo un duro juicio a toda mujer cuyas acciones maternas, no son parte del culto a la madre que rinde nuestra sociedad. Me olvido de ese ser humano con deseos, sueños y pasiones, para constantemente hacerla pedazos y lanzar una mirada desdeñosa hacia su "mala" maternidad, hacia su falta de responsabilidad y en una conversación digna de imagen estereotipada de lavanderas, disfruto en mis labios las palabras que narran las acciones de ésta "madre" desnaturalizada que abandona su hijo por horas, por días, mientras ocupa la mayor parte de su tiempo en trabajar para cubrir todo ese cúmulo de deudas que ha acumulado. La critico, me la como viva por todos sus tontas formas de proceder; ¿no se supone que  yo voy por el mundo orgullosa de mi libre pensamiento? entonces descubro que no tengo la capacidad de empatizar con ese ser humano, que al igual yo, busca saber quien es, juzgo duramente si al final del día no llega a dormir por entregarse a un espacio de tiempo donde miradas y comentarios no la alcancen, es libre, amada y vuelve a vivir.

En mi vida tengo una imagen insuperable de una maternidad responsable; mi madre sacrificó más de la mitad su actual vida en suplir nuestras necesidades y prepararnos para la vida adulta, dejó en pausa su búsqueda como ser humano y su prioridad de vida se convirtió en sacar adelante a sus cinco hijos. Llenó nuestra infancia de innumerables recuerdos, hábitos y ejemplos de vida; por eso hoy me resulta tan difícil comprender una maternidad que no sea parecida o cercana a la que yo experimenté.

En esta sociedad que rinde culto a la imagen de la madre que da su vida por sus hijos, tenemos a las que aún siguen sacrificándose, aún cuando los hijos ya volaron del nido, siguen en ese rol de dejar todo a lado y no esperar nada a cambio, pero también tenemos a esas otras que desde mi punto de vista inquisitivo y retrograda, son "malas madres" y son las que más alardean del título y las que mas esperan ser adoradas, celebradas y ensalzadas "porque soy tu madre y te di la vida".

¿Qué clase de madre sería yo? no lo se, pero no quiero descubrirlo.

Madre o no madre, Todos despertamos cada día y es nuestro deber encontrar un sentido a la vida, habrá quien lo encuentre en la maternidad, otros en la cosecha de éxitos profesionales,  dinero, etc; pero al final todos  nos encontramos buscando "algo".