miércoles, 25 de junio de 2014

Quiero ser tu amigo nada mas...

El título es el estribillo de una canción de los Ángeles Azules "Amigo nada más", muy antigua y que sin lugar ha dudas he bailado muchas veces, pero sobre todo nos ha hecho reír a carcajadas, al darla a conocer a amigos para cantar todos juntos los "ositos de peluche".

Y aunque la letra de la canción hace referencia a una relación imposible, hoy quiero darle un uso distinto a esa frase. 

En mas de una vez, externo aquí la frustración derivada de las diferencias de hábitos y formas de vida entre mi compañero y yo. Otras veces comparto de viva voz mis experiencias con personas más cercanas; en cada compartir encuentro un respiro y una especie de liberación, no espero palmadas en la espalda o soluciones, simplemente es un pequeña válvula de escape para mis fijaciones y obsesiones propias.

En una de éstas conversaciones, alguien con muchos más años que yo de vida en pareja me dijo, "el problema es, que cuando haces vida con una persona, pareciera que se convierte en un objeto de tu propiedad y te sientes con el derecho sobre el(ella), lo  mejor es verse como amigos nada mas"

La frase, lo primero que hizo fue recordarme la canción, pero después venía la reflexión, ella me señalaba a mis amigas, sus defectos o formas de vida que no apruebo; formas que nunca -jamás- he tratado de cambiar, tampoco su actuar me provoca frustración o rencor; incluso, a veces por respeto hasta me guardo "consejos", estoy ahí para escuchar y probablemente dar una palmada en la espalda en señal de ánimo, pero pocas veces diré abiertamente en forma imperativa "estas mal", "así no se hace", "podrías ser mejor". Simplemente, guardo silencio y me comporto en forma cordial y respetuosa ante sus errores y tonterías, les quiero y soy tolerante; no importa si me abandonan por meses, o me decepcionan, ahí estare la próxima vez que me necesiten.

Somos así de "buenos" con nuestros verdaderos amigos, entonces, en que momento en mi cabeza loca me da el derecho de tratar a mi pareja PEOR que a un amigo nada mas; tal pareciera que me tomé muy en serio eso de los votos matrimoniales "serán una sola carne", -y yo ni casada estoy-  de alguna forma lo convierto en una extensión de mi propio de ser y a toda costa quiero transformarlo en otro yo, tal pareciera que por compartir lecho y techo todos los días, nos hace olvidar las bases de cualquier relación o amistad y cruzar fácilmente la línea del respeto y la tolerancia. Seguro que si tratáramos a nuestros amigos como a nuestras parejas estaríamos ¡más solos que un piojo en la cabeza de un pelón!

Seré más la "amiga nada mas", dejando poco a poco la posesión y dependencia en mis decisiones, somos amigos, somos pareja, pero somos seres individuales unidos por voluntad propia, pero conservando nuestra identidad y origen que nos hace únicos.

martes, 17 de junio de 2014

Mujeres de mujeres


Tuve un fin de semana sociable, dos días con dos diferentes grupos de mujeres.

En uno predomina la diversión juvenil que te aísla de tu realidad: alcohol, bailes y canciones a los pies de una rockola. No hace falta pensar, ni demostrar nada, solo dedicarte a disfrutar el momento; aunque me hubiera encantado sembrar angustias en este jovial grupo no hubo oportunidad; ya la tendría el siguiente día con mi grupo de edad contemporánea las "30 y más", casadas, hijos, amas de casa, profesionales.

Más allá de estas coincidencias contemporáneas, hubo una que llamo mi atención y que nunca antes había considerado, estas cinco mujeres que charlábamos felizmente, fuimos criadas por mujeres de personalidades fuertes, con un gran sentido de responsabilidad, permanencia y supervivencia, abandonadas, solteras o abuelas que asumen la responsabilidad de una hija que se niega a la maternidad.

Y ahí estábamos: la madre ama de casa, la comprometida, la concubina, la madre trabajadora y la futura madre.
Todas reíamos y al mismo tiempo exhalábamos nuestras quejas derivadas de la vida en pareja. No había mucha diferencia en la queja, pero si la había en la forma en que la afrontábamos: alguna tomó la opción de educar y "moldear" a su gusto y conveniencia, otra lo manda a la "chingada" y toma el control de toda la situación, yo cierro los ojos y pienso "no pasa nada" (claro, hasta que se me "llena el buche de piedritas" y me desborde); hay alguna que lo aborda desde aspectos psicológicos y fisiología del cerebro y por último la más básica, la que lo ve como cuestión de genero.

Y aunque aquí podríamos aplicar el método científico  y de esta conversación hacer una serie de encuestas y estadísticas para obtener "verdades absolutas" de "es que las mujeres son así" y "los hombres así", yo opto por extrapolar nuestra conversación más allá del genero y analizar otras constantes o coincidencias de nuestras vidas.

Ninguna creció en abundancia o rodeada de mimos, todas crecimos en ambientes sumamente controlados y con carencias, todas deseamos compañía en la vida, pero también somos capaces de caminar solas por la vida, nos cuesta trabajo aceptar los fracasos y juzgamos muy duro a los que  no piensan y actúan como nosotros, porque creemos que nuestra forma "es la mejor".

Definitivamente, no hay una sola forma de ser, pero es la que conocemos, la que "mamamos" día con día y la que resultó mejor para nosotras.

Estoy segura de que si a cualquiera de las cinco nos dieran a elegir nuestros orígenes y crianza, elegiríamos los mismos, porque estamos orgullosas de lo que somos, pero más orgullosas de la mujer que nos guío y preparó para este caminar.


viernes, 13 de junio de 2014

Al lugar que todos vamos...

Como este es mi espacio, hay cosas curiosas que descubro y siento la inmensa necesidad de compartirlas, aunque es probable que a nadie le interese mas que a mí.

Por alguna razón, soy una consumidora exigente, cualquier compra me demanda realizar una evaluación del producto en precio y calidad. Soy la cuarta de cinco hermanos y gran parte de mi infancia observé lo mucho que se le dificultaba a mi madre comprar cosas para mí y mis hermanos. Recuerdo que con 12 o 13 años, disfrutaba de ver en la televisión el programa de "Tecnologías Domésticas" de la Procuraduria Federal del Consumidor y hasta la fecha, sigo siendo una fiel seguidora del programa y la Revista del Consumidor. Comprar algo de valor económico (aparatos electrónicos, muebles, pintura, maquillaje, ropa, refacciones, etc) se convierte en una agobiante odisea de indecisión,(que no cualquiera está dispuesto a seguir) hasta dar con ese producto que cumpla con la perfecta relación entre calidad-precio y así asegurar la inversión económica.

Tengo años eligiendo la misma marca-modelo de papel higiénico, porque tiene un precio accesible y ademas es de buena calidad, no es super suavecito, pachonsito, con olores o para la mujer. Es simplemente un buen papel en resistencia y cantidad de hojas; inicialmente  era de 500 hojas dobles, pero con nuestras crisis económicas he observado que el número de hojas ha ido disminuyendo, ahora es de 400 hojas dobles, pero lo siguen ofreciendo bajo el mismo nombre "Mega Jumbo".

Había días en que iba al supermercado y me sentía muy feliz de encontrar el papel entre $16-$19 pesos, aún $21 peso era un precio razonable para su calidad, sobre todo porque en ocasiones Soriana lo llegaba a vender hasta en $36-$41 pesos; bueno, pues el día de ayer, recuperando mi vida de ama de casa, después de entregar uno de mis proyectos que me tenían enclaustrada, decidí hacer mi "tour" de compras de mandado,  mi primer parada fue en Super Tienda ISSSTE, ahí encontré el papel en $21 pesos; a simple vista, me pareció diferente, un poco mas compacto, pero eso no opaco mi felicidad. Pasé por otro supermercado y lo encontré en $17, ya se me imaginarán mi felicidad, así que no resistí la "ganga" y compré dos mas; sin embargo, me pareció diferente al de mi primer compra; pero, mi curiosidad por ésta diferencia en precio-apariencia ya era mayor, así que llegando a casa los comparé y aquí el resultado.

No tengo una báscula, pero creo que puede observarse que el de la izquierda (el de $21) está mas compacto y las hojas son más gruesas que el de la derecha($17).

Ambos papeles, van a terminar en el mismo lugar: en la basura llenos de mierda, ya sea como resultado de haber limpiado el culo de alguien o embarrados de algún fluido corporal.

Es ahí donde viene la reflexión:
Los humanos somos como un rollo de papel, hay de todos los gustos y todos los precios; algunos de mayor calidad, otros que se disfrazan como si fueran de calidad pero no lo son,  unos mas suaves, otros mas rasposos, unos huelen bien y otros no, pachoncitos, flaquitos, compactos con mucho contenido,  inflados pero sin contenido. Algunos se valoran con un precio alto, por todos sus méritos y logros, pero al final todos nos embarramos de mierda en algún momento de nuestras vidas y todos terminaremos muertos en  un bote de basura elegantemente llamado tumba, sepulcro o urna de cenizas...

viernes, 6 de junio de 2014

La envidia que me corroe

Os he tenido un poco abandonados, mi agobio por terminar mis trabajos pendientes me impide relajarme unos minutos para escribir, pero a veces ese agobio es lo más estúpido del mundo, porque igual paso 10,20,30 hasta 60 minutos pensando en "tengo que hacer esto", pero no hago nada y termino tirando mi tiempo por el retrete; hoy decidí no seguirlo tirando, por eso estoy aquí.

Dedico mi reflexión a una imagen "Shockante" que viví el día de ayer.

Mientras yo sudaba sobre una bicicleta que pedaleaba de forma endemoniada (clase de spinning), a mi izquierda había un joven de figura estilizada haciendo sus estiramientos para tener una solitaria clase de "pole dancing".

En esta época una imagen así ya no nos causa asombro, lo hemos aceptado para no parecer arcaicos, pero estamos tan acostumbrados a aceptar, que perdemos toda capacidad de escándalo, análisis o admiración. Sin embargo, en esta escena hubo algo que provoco mi asombro y me llevó a reflexionar sobre la imagen que admiraba en ese momento.

El joven, usaba tacones,si !tacones!,  pero no cualquier tacón, era un tacón muy alto, bailaba con naturalidad, sensualidad y libertad, podías observar una total aceptación y apropiación de su físico y su cuerpo. Su baile no inspiraba desprecio, ni provocaba a la excitación sexual, era como una hipnosis artística; fue ahí donde sentí envidia, pero al mismo tiempo, tenía toda mi admiración.

A pesar de la apertura en la sociedad para aceptar las cosas diferentes, no habrá sido fácil para éste joven enfrentar todo lo convencional y ser lo que el quiere ser, lo que le gusta ser. Pero su actitud en "el tubo", frente al espejo, era como una coronación o glorificación social. Sentí envidia de su seguridad, de su libertad, de su aceptación, porque yo nunca he sido capaz de aceptar mi cuerpo, mucho menos de moverme con una gracia que demuestre la unión entre mi cuerpo, mente, lo que soy o lo que quiero ser.

Últimamente me he convertido en una envidiosa, porque no soy capaz de callar esa voz en mí que me hace seguir reglas, patrones y conductas que han sido sembradas desde mi infancia.
Me da envida la libertad con la que otros pueden vivir sin obsesionarse por aspectos de orden, limpieza o prevención para el futuro. Aunque yo llevo una vida ordenada y me gusta presumir mis logros -y porque no?, causar envidia-, a veces sólo quisiera saber vivir sin pensar, simplemente deslizarme suavemente y con total satisfacción, como lo hacía el joven con tacones en "el tubo".